lunes, 16 de junio de 2014

LA HUMILDAD (Reflexión)

"Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno" (Romanos 12:3).

Si entendiéramos que la gracia de Dios nos equipa de todo bien y virtud necesarios para una vida que glorifique el nombre del Señor Jesucristo, no seríamos tan propensos a la soberbia. Todo nos ha sido dado, nada justifica la jactancia, y el contemplar nuestras virtudes, talentos y dones solo debería ser otro motivo para elevar alabanzas a Dios por hacernos recipientes de Su bondad.

De esa forma nunca pensaríamos de nosotros más alto de lo que debemos, pues el trono de Dios estaría instalado en nuestro corazón y daríamos solo a Él toda gloria. Pidamos perdón a Dios por la soberbia y roguemos por su ayuda para vivir la humildad que Cristo enseñó con Sus palabras y con Sus hechos. 


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