A pesar de los aciagos resultados,
la obstinación ha sido una constante del hombre en su camino a la destrucción, y sin
embargo, este no duda en cuestionar a Dios por la injusticia, la enfermedad y la
muerte, como si no se tratase de efectos de la humana -clave del éxito-. No es de extrañar, pues el hombre es proclive a la autojustificación: siempre buscará
culpas y culpables en cualquier rama ascendente de su árbol genealógico, en la
sociedad, el sistema de gobierno, en el
clima y otros fenómenos naturales e incluso en Dios… Cualquier cosa antes que
admitir una sencilla pero categórica verdad: el hombre ha fracasado rotundamente
como rector de su propia vida.
jueves, 29 de mayo de 2014
LA CLAVE DEL ÉXITO (Reflexión)
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